En un principio, el término ciudadanía digital refería solamente al conjunto de derechos y responsabilidades que las personas tienen en el entorno digital, entendiendo a Internet como un espacio público. La ciudadanía digital requería, entonces, el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes fundamentales para que las personas pudieran ejercer sus derechos digitales y fortalecer la convivencia. Sin embargo, hoy sabemos que la ciudadanía digital plena solo es posible si previamente se abordan desigualdades que no son propiamente digitales, como la desigualdad de género o la interculturalidad. Por eso, actualmente se reflexiona sobre la necesidad de construir una perspectiva transdigital del término.

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